La otra Gioconda

Estoy leyendo El pergamino de la seducción de Gioconda Belli una genial escritora nicaragüense. Ella me permite descubrir con cada página la grandeza de ser mujer.
No es algo menor para mí, llevo la carga de asumir un rol de poder en mi pequeño mundo, y eso a algunos les pesa. Yo no elegí estar donde estoy, el destino, mi sacrificio y una cuota de buena estrella, lo propuso.
De un tiempo a esta parte, me permití disfrutar y asirme de lo mío. Por eso les dejo un poema de Giocanda Belli, porque aparte de ser ingeniera soy ante todo mujer.


Y DIOS ME HIZO MUJER


Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos, nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.

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