-¡...como en el 73!

¡Volveremos, volveremos, volveremos otra vez..

Es difícil esquivar la fuerza de ese número. Ya sé, no me lo digan me lo digo yo lo: yo había propuesto que "nos olvidáramos de los setentas". Pero quería decir otra cosa. Que tratáramos de evitar la trampa de pensar siempre los años como recuerdos de la muerte:que tratáramos de no seguir priorizando esos pasados siniestros sobre los siniestros presentes que tanto necesitan nuestra atención, que tratáramos de seguir pensando la política argentina como el largo lamento por diversas muertes espantosas. No que borráramos esos días del calendario,como muchos intentaron porque no sabían como recordarlos, para qué, o porque tenían miedo de pringarse. De todas formas, estuve buscando otros temas para este número 73: una batalla particularmente sangrienta entre turcos y cristianos (1573), la cantidad promedio de latidos del corazón de un hombre adulto, la unión de las cifras mas cargadas de magia. Pero era una guachada. En mi memoria , sin apelaciones, el 73 es ese año.

-¡..vovermo´ a ser gobierno/como en el 73!
Fue un año más que vertiginoso: cada día pasaban más cosas que las suelen suceder en meses. El 73 empezó con furibunda campaña electoral: EL general Lanusse estaba en retirada pero había prohibido la candidatura de su colega Perón, y Campora fue el suplente. Era curioso: los candidatos casi no salía por televisión hacían actos, hablaban de programas todo el tiempo y las distintas formas del socialismo y la dependencia eran un tema principal. En marzo Cámpora ganó y se puso preparar su gobierno. En mayo, cuando asumió, empezó un estado de movilización permanente como no se había visto nunca en la Argentina: miles y mil de personas salían a la calle, creían que tenían derecho a decidir sus vidas, trataban de ejercerlo. En junio volvió Perón: dos o tres millones lo fuimos a esperar a Ezeiza y la derecha decidió que era el mejor lugar para empezar su guerra sin cuartel: la primera batalla les deparó un éxito rotundo. Era, en pleno 73, el principio de marzo del 76.En julio Perón decidió acabar con tantos ímpetus: empezó por sacar a Cámpora de la Casa Rosada y, cada vez que podía, denostaba a "esos apresurados" que unos meses antes eran una "juventud maravillosa". No nos dimos cuenta en seguida, o no quisimos reconocerlo: por eso el 73 siguió sucediendo en la calle, en medio de planes y esperanzas. En septiembre mataron a Allende, eligieron a Perón, mataron a Rucci. El 20 de noviembre salió el número 1 del diario Noticias, mi primer diario. Lo hacían, entre otros, Paco Urondo, Rodolfo Walsh, Miguel Bonasso, Juan Gelman, Horacio Verbisky. Y la política seguía en la calle.

-Hasta el lunes...
-¡No, que lunes! Mañana está la marcha por los villeros en Quilmes, y a la noche tenemos la peña de JUP en Filo, y el domingo hay jornadas de...
estábamos felices de vivir ese momento: era un privilegio. Recuerdo que, alguna vez, amigos y yo comentamos que era injusto que tanto "pueblo peronista" hubiese esperado dieciocho años el retorno de su lider y nosotros lo tuviéramos así, de pronto, jovencitos, casi sin merecerlo. Pero lo más fuerte era, sin duda, la excitación de pensar que estábamos cambiando el mundo.
(Y se puede discutir innúmeros errores, incluso postular que muchos de ellos venían de la excitación:de suponer que el tiempo personal y el tiempo histórico era casi lo mismo, que bastaba con tomar la decisión para que todo fuera, que nada era más fuerte que un grupo grande y decidido.)

Suena raro, digo ahora, pero hubo tiempos en que también la vida pública pudo ser excitante. Suena raro, desubicado, melancólico ahora, en un país que recuerda cada 24 de marzo el principio de la matanza, y nunca el 25 de mayo de 1973, por ejemplo, cuando conseguimos que los asesinos de otras víctimas se fueran a sus casas. Suena raro, ahora, cuando nos acostumbramos a pensar que toda excitación viene de la vida privada, y que la política es solo esa porquería que hace en los políticos en los rincones oscuros del poder, para su propio beneficio. Suena raro,lo sé, pero de verdad hay pocas cosas tan excitantes como esa idea, frágil, peregrina, tan costosa, de que todo puede ser mejor si lo intentamos.

(Capitulo 73, BINGO! cien panfletos contra la realidad, Martín Caparrós)

El último párrafo me parece antológico, digno de ser destacado y sobre todo porque creo que es cierto.

Plaza de mayo hoy: 11-07